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viernes, 25 de septiembre de 2020

La única violencia que es, para ellos evidentemente, legítima: la violencia del Estado


Como soy traductora, voy a empezar a traducir: la OMS recomienda una mayor individualización (por si el capitalismo no se hubiera encargado y esforzado ya lo suficiente en machacar(nos) en esta línea) y la atomización de las sociedades en esto del relacionarnos y el vivirnos. Por supuesto, esto tiene repercusiones en cómo nos pensamos personalmente (todes podemos hacer enfermar o incluso matar a cualquiera) y cómo nos organizamos políticamente (harto complicado con las reuniones reducidas como en época franquista).    

Supongo que en tiempos de crisis se hace muy necesario que las instituciones que gozan de prestigio y reconocimiento se esfuercen por «poner orden» y prescribir soluciones. Si encima la crisis es de salud pública, blanco y en botella, amiguis: semen. 

Hay que decir ya, o recordar más bien, que la medicina jamás ha estado exenta de ideología. Esto lo saben bien las comunidades maricas, trans y bolleras, históricamente patologizadas y con todo tipo de tratamientos a su disposición para «curar» sus anomalías (la anomalía se parafrasea en esta sencilla línea: salirse de la caja cisheterosexual).

También lo saben las comunidades no-blancas: de lxs negrxs se decía hasta antes de ayer que tenían el cerebro más pequeño (esclavizar y humillar a una persona de dudosas capacidades intelectuales parece menos grave y mucho más fácil de hacer que infringir ese daño y someter a ese proceso de deshumanización a alguien a quien podemos considerar un igual intelectual). Otro tanto se ha encargado la ciencia y la medicina de hacer con las biomujeres: leí una vez que teníamos una glándula en la amígdala que es la que nos empujaba a casarnos y a creer y querer el matrimonio. Sobre maternidad y lactancia mejor me callo que me va a quedar esto muy largo. 

Así pues, con las conclusiones, estudios, libros, artículos, ponencias y conferencias de renombrados expertos (el masculino es concreto, no genérico) biohombresheteros y, por supuesto, blancos, se podrían llenar infinidad de capazos con infinidad de gilipolleces. Algunos capazos ya han sido felizmente desmontados y vaciados, pero otros siguen llenos justificando todo tipo de violencias, abusos, posiciones de poder que sigan manteniendo en la subalternidad a los grupos interesados. 

Hablaba más arriba de «poner orden» y es así de literal la traducción: de las posiciones de dominio (arriba) se desprenden posiciones de subordinación (abajo); se «ordena». Y los de arriba siempre tienen a los expertos, a las instituciones que gozan de prestigio y validación y a la única violencia que es, para ellos evidentemente, legítima:
la violencia del Estado. 

No es la primera vez que se mezcla la política con las ciencias de la salud, pero quizás por el telón de fondo pandémico a mí es que esto me parece ya demasiado descarao. El confinamiento de los Barrios del Sur de Madrid, los tests covid-covad-cadadíatequieromás a la población que vive en esos barrios no obedecen a motivos de salud pública, obedecen a motivos políticos y a intereses partidistas que son marcadamente racistas, clasistas, criminalizadores y estigmatizantes. 

La opresión se mueve y opera alrededor de los ejes Sur-Norte a distintos niveles: el Sur Global, el Sur del Norte (países como Portugal, Italia, Grecia y España -los PIGS, por sus siglas en inglés), y los Barrios del Sur en esos países del sur de Europa. Los altos niveles de represión/desprotección se aplican proporcionalmente y obedecen a lógicas de clase, marginalización y pobreza, lógicas de raza, lógicas de género; las violencias de nuevo son transversales e interseccionales. 

Si no vives en Vallecas o en Carabanchel o en Usera y te crees que por ello las violencias no te tocan, piensa que estás en Expaña, uno de los países más precarizados de Europa y, no casualmente, uno de los países con mayores restricciones de movilidad, confinamientos más bestias, y uso de mascarillas más restrictivos (en otros países del centro de Europa la vuelta al cole se ha hecho sin mascarillas y tampoco hay obligatoriedad de usarla en el espacio público).

Por salud pública refuerzas los centros de salud de los barrios, no mandas a los Playmobil psicópatas de los antidisturbios a apalear a les vecines. Por salud pública, se toman decisiones destinadas a cuidar de la población (especialmente a cuidar a la población más vulnerable) y esto se hace invirtiendo en lo público, no castrando derechos y libertades fundamentales.

Esto no es un asunto de velar por la seguridad ni la salud de nadie; se desmonta en la infancia que los Reyes son lxs mpadres pero todavía hay mucha gente adulta dejándole galletas y un vaso de leche a la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A ver si leemos despacio para traducir bien y que podamos tener una acertada lectura del mensaje y una comunicación efectiva: Seguridad del Estado. Del Estado. Es el Estado el que se blinda y beneficia. El Estado antidemocrático, autoritario (sí, con un gobierno de izquierdas) y violento al que las subalternidades, lxs subordinadxs, y no digamos la población migrante que ni siquiera vota, les importamos una soberana shit. 

Esto no es una cuestión de salud pública, lo que está pasando en los Barrios del Sur de Madrid, lo que están haciendo con las personas que viven allí, traduzco, se llama control de plagas.
¡Fuerza y resistencia a los Barrios del Sur! 

Lucía Barbudo (Coordinadora Anti Represión RM)

#violencialadelEstado #brutalidadpolicial #NoesSaludSonPolíticas #covidcovad











Repercusión en prensa:

- Kaos en la red

- La Haine Contrainfo



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jueves, 17 de septiembre de 2020

Es hora de hermanarse y acuerparse y no simplemente llamarse «feminista» en las redes sociales



Pregúntale a cualquier madre del planeta qué es lo que le da más miedo del mundo y todas te contestarán sin excepción:
que les hagan daño a mis hijxs,
que mis hijxs sufran. 

Que el daño venga del propio padre es aterrador pero que el daño se reproduzca a través de los canales donde operan las instituciones que están para, se supone, proteger a las criaturas, es una pesadilla de dimensiones insoportables. Es tortura. 

El del padre fue el primer maltrato, pero no el último. El padre abusó sexualmente de su hija (así lo dicen las pruebas), pero siguieron abusando de ella todos los y las profesionales que pusieron su granito de arena para separar a G. de su hija; todos los y las profesionales que pusieron su granito de arena para que, finalmente, en 2017, el padre que abusó sexualmente de su hija acabara haciéndose con su custodia. ¿Y qué hay de la denuncia de G.? ¿Qué hay del testimonio de la niña? 

Fácil, se dictamina que la madre está loca, se la obliga a someterse a tratamiento psicológico y psiquiátrico (a pesar de los numerosos informes que sostienen y demuestran que G. está bien cuerda y que es este proceso la que está dañándola psicológicamente), se dicen las palabras mágicas «Síndrome de Alienación Parental», se concluye que la madre es un peligro para la niña (perversa vuelta de tuerca) y se las aleja para siempre. Esto fue hace tres años. Tres años en los que G. no ha dejado de luchar y en los que G. no ha conseguido absolutamente nada. Tres años sin un papel que la autorice a ver a su hija.
La niña tenía un año y cinco meses cuando empezó todo.
Ahora tiene ocho. 

Tal vez debería decir ya, para empezar a explicar y entender las cosas, que G. es latinoamericana y que el padre que enrojeció reiteradas veces la zona genital de su hija es de Cartagena. ¿Una sudaca acusando a un cartagenero de bien? ¿Una migrante con cara de india denunciando a un miembro respetable de la cofradía? Sí, hombres de bien, padres de familia, cofrades, ciudadanos modélicos con redes sociales que son un escaparate impoluto que se puede usar, por ejemplo, en un juicio. Inquietante tanta perfección y tanto afán por mostrarla. ¿Acaso no se sabe que detrás del laberinto de la pederastia y el abuso infantil están eyaculando impunidad los miembros con sus miembros de nuestra Santa Madre Iglesia? Hay demasiados violadores con demasiado poder. 

El corporativismo en torno al macho es el corporativismo que cierra filas con el Pater familias y es el corporativismo que blinda al Estado y a todo «su aparato» de poder.
Por eso es todo tan difícil. 

Nos toca denunciar y visibilizar sistemáticamente que las instituciones encargadas de llegar a la verdad y hacer justicia son racistas, xenófobas y machistas, y que se mueven y operan en ejes de violencia patriarcal y colonial.

Nos toca denunciar y visibilizar sistemáticamente que, consecuentemente, hay que tener muy claro que no habrá jamás justicia para la madre migrante.
Nos toca denunciar y visibilizar sistemáticamente -porque es también sistemáticamente por muy enrojecidos que estén los genitales de la hija- que la justicia ve y castiga a la mujer migrante de rasgos indígenas, no ve la vulva enrojecida ni castiga lo que se deriva de la explicación de una niña de un año y cinco meses. La justicia nunca escucha a nuestrxs hijxs.
Es también sistemáticamente que se castiga a las madres que denuncian.
Es también sistemáticamente que se aleja y separa a las madres que denuncian de sus hijxs maltratadxs y abusadxs.
Sistemáticamente es un adverbio que hace referencia a la frecuencia pero también a la estructura, al Sistema. 

Este martes 22 de septiembre a las 10.00 en el Juzgado de Instancia número 1 de Cartagena (c/Ángel Bruna) estamos convocadas todas las personas que pensamos que esto es una aberración, una locura, un absurdo, una monstruosidad, una injusticia que ninguna madre tendría que soportar.
No podemos permitir que G. se sienta sola.

Se me agrieta el corazón para siempre al recordar las calles llenas el 25N contra las violencias machistas o el 8M petándolo fuerte mientras no acompañamos lo suficiente a estas madres a transitar sus dolorosos procesos en las instituciones, en los juzgados, en sus casas, en sus vidas. ¡Qué NADA significa salir a la calle dos veces al año porque lo manda el calendario! ¡Cuánto vacío político! ¡Escribir y no hacer! ¡Hacerse fotos y no hacer! ¡Desfilar y no hacer!
Es hora de hermanarse y acuerparse y no simplemente llamarse «feminista» en las redes sociales.
La camiseta no basta con ponérsela, hay que sudarla. 

TODAS CON NUESTRA HERMANA G.
Martes 22 de septiembre, 10.00h
Juzgado 1 Instancia N 1
C/ Ángel Bruna, 21
Cartagena
  Compartid y difundid entre vuestros contactos. Venir es muy importante, que se sepa lo que está pasando es imprescindible. 

Reparar(nos) sostener(nos) y cuidar(nos) la vida es nuestra única responsabilidad

SOLAS, NUNCA


                                                Fotos de la Rueda de Prensa de 2016

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