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lunes, 20 de junio de 2022

La Yelo: “Trabajar en el drag te ayuda a deconstruir la identidad, la sexualidad y la expresión de género”

 

La Yelo. VENTANAGORA de la serie Perfiles 2020 2022 

En la infancia y entrada a la adolescencia, la Yelo sufrió seis años de bullying chungo desde el último año de primaria hasta 4º de la ESO: “Me han tirado mandarinas, me han metido colillas encendidas en la capucha de la sudadera, me han escupido, por supuesto insultado y alguna paliza así tonta también me he llevado”. Curiosamente, los mecanismos psicológicos de nuestra travesti murciana la llevan a desentrañar el porqué de las agresiones por los caminos de la empatía: “A mí me tranquiliza ponerme a pensar qué es lo que ha llevado a una persona a insultarme y a tratarme así. La homofobia en ese momento pasa de ser algo contra mí a ser algo que yo entiendo desde la empatía. Es la persona que insulta la que tiene un problema y no yo”. Esto es lo que suele contestar por Tik Tok o Instagram a las maris que le escriben pidiéndole consejo y que quieren dejar de sentirse mal por cómo las tratan. Las redes sociales son espacios de odio y recriminación pero también son espacios de comprensión y de construcción de redes de apoyo, afortunadamente. A los mensajes de odio la Yelo contesta pedagógica: “Léete un libro”. “Todo esto que me lleva pasando durante años lo he transformado en pensamiento crítico. Todo esto es quien soy”, concluye.

¿Cómo empiezas en esto del drag?

Pues empecé a partir de la fotografía. Estaba en la escuela de arte experimentando con el autorretrato y un poco con mi estética, la escenificación y mi expresión de género. Un año y medio después de empezar con todo esto, se me cruzó en la vida Drag Race y me di cuenta de que esto del transformismo no eran maricones con pelucas drogándose… solamente (risas). En este programa vi por primera vez a una drag fuera de todos esos prejuicios que yo tenía (mi imagen del transformismo estaba ligada a la noche) y pensé que yo también quería hacer eso. Podría decir que yo estaba en la imagen fija como obra artística final y me planteé pasar a arte en movimiento. Y así surgió la Yelo. En aquel momento, yo había solicitado una beca en Factoría Cultural en el centro Párraga que era de emprendimiento y cambié mi proyecto inicial por otro que consistía en crear un personaje drag e intentar monetizarlo como marca. Así que se podría decir que la Yelo es una empresa.

¿De qué manera cambia el drag la forma de autopercibirse?

Pues supongo que a cada una le habrá pasado algo distinto, pero a mí me ha dado un susto… una vuelta que flipas. A mí la Yelo me ha comido. Yo empecé diferenciando lo que era la Yelo de Jesús, y ahora soy Yelo y en el escenario la Yelo, pero al final es lo mismo todo el rato. Me ha ayudado a explorar mi identidad y cómo me siento. Para mí el drag es una herramienta para indagar sobre la feminidad o la masculinidad. El personaje drag te da impunidad porque la gente te entiende como personaje y entonces no te juzga porque las acciones que estás haciendo o la forma en la que te estás comportando parten del personaje. No es lo mismo el juicio social que sufro yo en la calle cuando voy en drag (que en mi caso es cero) que cuando soy Jesús y soy un maricón femenino. No tiene nada que ver. El drag empodera mucho.

 

La Yelo. VENTANAGORA de la serie Perfiles 2020 2022

Gracias a las luchas de las personas que son disidentes de género (trans, gays, bi, lesbianas, etc) sabemos que la feminidad no es territorio de mujeres de la misma manera que la masculinidad no tiene por qué ser performada exclusivamente por hombres, pero dime, ¿qué diferencia hay entre la feminidad performada por un hombre gay y la de una drag queen?

La feminidad, la performe quien la performe, está castigada. El drag es algo escénico, algo efímero. Cuando terminas el espectáculo te desmontas y puede ser que esa drag no sea femenina. Sin embargo, el mariquita con pluma es el mariquita con pluma todos los días. Por otra parte, cuando vas en drag, la gente entiende que estás actuando y, como decía antes, eso te da cierta impunidad, de alguna manera te da legitimidad para “comportarte como una mujer”, algo que no pasa (por lo menos en mi caso) cuando vas por el espacio público siendo marica. Ahí sí hay juicio, por, imagínate, ir con los ojos pintados y colgarte dos pendientes. Muchas veces ese juicio, esa manera que tienen algunas personas de deslegitimar o castigar tu feminidad, se traduce en agresiones. Es homofobia.

También puede suceder que cierta expresión de la feminidad (por ejemplo, labios rojos, medias de rejilla, falda corta: un clásico) se fetichice, ahí no se castiga u oprime en forma de agresión, porque lo que sucede es que hay un proceso de objetualización. Ten en cuenta que el drag es algo amplísimo; hay drag queens que no utilizan la feminidad o no hacen una exaltación de la feminidad, hay drags que la exageran para hacer una crítica a la feminidad hegemónica o hay drags que sólo actúan con lo que saben que funciona que va a hacer reír a la gente pero no hay un objetivo político detrás. Es que realmente hay tanta cosa…yo sólo puedo hablar de mi experiencia.

¿Cómo interactúa el drag con la orientación sexual?

Inevitablemente, en el momento en el que trabajas la modificación estética, para la feminidad o la masculinidad (performada o no), si tú eres una chica cis y performas la masculinidad y empiezas a trabajar, como fue mi caso, en un local nocturno, a lo mejor empiezas a atraerle a un perfil de persona que nunca le habías atraído y este hecho te lleva a reflexionar sobre muchas cosas. De repente, la línea para jugar con el género se vuelve muy fina. Yo interpreto eso como que la sexualidad es súper fluida. ¿Y por qué iba yo a rechazar a alguien por su genitalidad? El entorno del drag también te da la oportunidad de rodearte de gente más diversa, así que el drag te abre una puerta a un poquito más de deconstrucción en torno a la identidad, a la sexualidad, a la expresión de género, a todo. De repente te ves jugando con algo. Estás jugando a la confusión. Yo un día puedo interpretar a una macha, otro día a una tía súper femenina o una extraterrestra y me doy cuenta de cómo reacciona la gente a raíz del cambio de aspecto. También puedo dejarme la barba y ponerme una sudadera para ir a hacer algún trámite o si estoy en un espacio de burocracia y sé que así me van a hacer más caso.

Y ya para finalizar, vamos a hablar del último evento drag de Murcia: Huertavisión, (exitazo total y rompedor en Murcia) nos ha dejado con sensación de orfandad ahora que ya se acabaron los domingos en La Cítrica. Allí hemos estado yendo durante más de dos meses a veros actuar a algunas travestis integrantas de El Bancal de Candanga (casa travesti murciana) y a seguir los episodios de Drag Race España. ¿Cómo ha sido esa experiencia?

Una fantasía. Ha sido muy difícil porque era un proyecto autogestionado, pero hemos conseguido hacernos con un público objetivo muy guachi. Nos sentimos muy apoyadas por el público que ha ido viniendo y por el espacio en La Cítrica, que nos ha ofrecido muy buenas condiciones, algo que en el mundo drag no siempre pasa. Aunque hubiera visionado del programa de Drag Race, la gente al final ya no venía por eso, venían porque querían ver a las travestis de Murcia. Personalmente, he aprendido un montón.

Entrevista por Lucía Barbudo


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jueves, 9 de junio de 2022

INTEGRACIÓN-DESINTEGRACIÓN



«Suelo ser crítica con un feminismo basado en los estilos de vida, porque temo que cualquier proceso de transformación feminista que intente cambiar la sociedad es fácil de cooptar si no está arraigado en el compromiso político con un movimiento de masas.

Hemos sido ya testigos de un tipo de mercantilización del pensamiento feminista dentro del Patriarcado capitalista y supremacista blanco (al igual que vivimos la mercantilización de la negritud), donde parece que podemos disfrutar de los «bueno» que generan estos movimientos sin ningún tipo de compromiso con la política y la práctica transformadoras.

 En esta cultura capitalista, el feminismo y la teoría feminista se están convirtiendo rápidamente en una mercancía que solo pueden permitirse las personas privilegiadas.»

Esto escribía bell hooks* en 1994 en su ensayo «Enseñar a transgredir», donde reflexionaba sobre la práctica pedagógica y la necesidad de enseñar pensamiento crítico.
 
Me parece apropiado traerlo en este mes de merchandising del arco iris,
en este mes de instrumentalización de las luchas históricas transmaricasbibolleras,
en este mes de gaycapitalismo,
en este mes de pinkwashing,
en este mes donde algunas organizaciones abducidas y seducidas por los suelditos y las posicioncitas de minipoder llevan más purpurina que pancartas,
en este mes de sopa de siglas LGTBQ+ vacías de contenido político y llenas de mucho selfuck y mucho popper.
 
Me parece apropiado porque me resisto a que el mes junio me dé tanto asco como el 8meme,
o el chochomeme,
por la apestosa deriva de las vulvistas vestidas de morado,
las del Feminismo de la Entrepierna.
 
Hay algo perverso en eso de renunciar a
lo marginal,
lo disidente,
lo rebelde,
lo contestatario,
lo subversivo,
lo revolucionario
para obtener el éxito; éxito leído como un espacio hegemónico, bien céntrico, donde ya con todos los privilegios que querías puedes convertirte en parte del engranaje que mantiene engrasadas las estructuras de dominación y poder.
 
«Hace falta valor para abrazar una visión de integridad del ser que no refuerce la versión capitalista, que apunta a que siempre hay que renunciar a algo para conseguir otra cosa» escribía la profesora negra que conquistó el espacio blanco de autoridad y legítima producción de pensamiento que es la universidad pero estuvo siempre alerta de no olvidar quién era y cuál era el objetivo que perseguía.
 
«Integración», dicen algunes y baten palmas como cuando se asiste a un espectáculo de circo y gusta mucho el show.
 «Desintegración», contestaba la ingeniosa Cristina Morales.
 
Pues eso. Ojo con la desintegración, que el capitalismo hace caja con ella y el/la/le que está en el centro del escenario puedes ser tú.

Lucía Barbudo 



 
* Gloria Jean Watkins (1952 - 2021),​ conocida como bell hooks (escrito en minúsculas), fue una escritora y activista social feminista estadounidense. El nombre "bell hooks" proviene del de su bisabuela materna, Bell Blair Hooks.
El enfoque de la escritura de hooks ha sido la interseccionalidad entre raza, clase y género  y lo que ella describe como su capacidad para producir y perpetuar sistemas de opresión y dominación de clase. Ha publicado más de 40 libros y numerosos artículos académicos, ha aparecido en documentales y participado en conferencias públicas. Se ha ocupado de la raza, la clase y el género en la educación, el arte, la historia, la sexualidad, los medios de comunicación y el feminismo.
En 2014, fundó el Instituto bell hooks en Berea College, Kentucky.


bell hook



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