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domingo, 15 de diciembre de 2013

DOS DETENIDOS EN MURCIA EN UNA CONCENTRACIÓN PACÍFICA


Ayer, 14 de diciembre, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudía a Murcia a la celebración de la convención regional del PP que tuvo lugar en el auditorio Víctor Villegas, que se convirtió en una “fiesta” en honor al presidente saliente de la región, Ramón Luis Varcárcel, que parece que pone rumbo a Europa.


En las inmediaciones, desplazados por la Policía Nacional hacia un callejón a más de 300 metros del lugar del acto, se concentraban más de 200 personas de diferentes colectivos sociales y ciudadanos convocados por la Marcha de Mareas para protestar y hacer visible el descontento ciudadano por las políticas que se están llevando a cabo, tanto a nivel estatal como en la Región de Murcia, y que están provocando el crecimiento de la pobreza y de la desigualdad social.


La concentración transcurrió sin ningún tipo de altercado con la policía, y siempre de forma pacífica se lanzaron consignas y se mostraron pancartas y carteles en contra del gobierno regional y central, y a favor de los derechos de los ciudadanos.





A las 12:30, una vez que se dio por terminada la manifestación en la que no hubo ningún altercado, y cuando los allí concentrados se dirigían a sus casas, un nutrido grupo de antidisturbios rodeó a una treintena de manifestantes con la intención de identificar a dos personas concretas arbitrariamente y sin motivo ni explicación.

En un gesto de solidaridad, los manifestantes hicieron un círculo alrededor de los ciudadanos a los que se quería identificar, sabiendo que podrían recaer sobre ellos multas injustificadas, pidiendo a la policía que identificaran a todos y todas puesto que todos los allí presentes habían actuado de la misma forma.
Durante el intercambio de opiniones con los agentes,  y sin provocación previa, la policía empezó a cargar desproporcionadamente contra los manifestantes, que en todo momento mostraron una actitud pacífica.
video de las detenciones  





Uno de los chicos, que finalmente fue detenido, fue empujado por varios agentes y dio con su cabeza contra la pared; otra chica recibió diversos golpes de porra, un rodillazo en el vientre y fue esposada mientras estaba inmovilizada de cara al suelo.








Finalmente, se llevaron a los detenidos mientras el resto de personas gritaba “¡vergüenza!, ¡vergüenza!” ante una nueva actuación policial desproporcionada, excesivamente violenta, que busca la criminalización de la protesta pacífica.

Abogados de las diferentes organizaciones y colectivos se desplazaron a cada una de las tres comisarías que existen en Murcia.

Algunos manifestantes se dirigieron a la comisaría situada en la calle Correos y otros a la del barrio de El Carmen y allí informaron de que estaban en la comisaría de San Andrés. Al llegar allí, los agentes comunicaron que no se encontraban en esas dependencias, y que no sabían dónde estaban. 


Tardaron aproximadamente dos horas en llegar a la comisaría de San Andrés. Desde el lugar de la detención a esa comisaría se tardan unos diez minutos en coche. Durante todo ese tiempo no se ofrece información alguna de dónde se encuentran los detenidos a las personas allegadas y manifestantes que, preocupados e intencionadamente confundidos por la policía, iban de una comisaría a otra intentando obtener más información sobre las condiciones en las que se hallaban los dos jóvenes.


Es más, a los abogados que intentaron saber –identificándose como abogados y personándose en las distintas comisarías- dónde y cómo se encontraban las personas detenidas, se les negó cualquier información, confundiéndolos sobre el paradero de esas dos personas. A eso de las 19:00 horas los trasladan desde la comisaría de San Andrés a la que hay en la calle Correos, para una hora más tarde, aproximadamente, volverlos a trasladar a la de San Andrés. 


De ésta última, a eso de las 21:15 horas, los trasladan al Juzgado de Guardia, en la Ciudad de la Justicia, donde tras prestar declaración salen en libertad con cargos casi a las 22:30 horas. 





A la salida de los juzgados los esperaban una veintena de personas que expresaron su apoyo y cariño a dos jóvenes cuyo único delito había sido el de manifestarse pacíficamente contra las políticas de unos gobiernos que llevan a la mayoría social a la miseria y la pobreza.





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