Lucía Barbudo
CONEXIÓN EN DIRECTO CON LO RIDÍCULO
Una persona-periodista sola con mascarilla delante de una cámara que sale en el Telediario dando una noticia está mandando un mensaje. No tiene a nadie delante, salvo a la persona-cámara detrás de la lente que la está filmando. No tiene a nadie alrededor. No hay riesgo de contagio. Pero lleva mascarilla. No está siendo responsable, está mandando un mensaje; no está cuidando su salud ni la de lxs demás, está mandando un mensaje. Está transmitiendo una noticia en directo (no recuerdo ahora de qué hablaba), pero sobre todo está mandando un mensaje con su mascarilla inútil puesta.
Está repitiendo una consigna.
La consigna del miedo, la consigna de la amenaza, la consigna del contagio, la consigna de la enfermedad, la consigna de la responsabilidad individual.
Está repitiendo una consigna.
La consigna del miedo, la consigna de la amenaza, la consigna del contagio, la consigna de la enfermedad, la consigna de la responsabilidad individual.
Veo genialidad en ponerle mascarillas a las estatuas. A las estatuas muertas, que no respiran, que no se mueven, que no tienen saliva, que no hablan, que no tosen, que no estornudan, que no se tocan los ojos, que no se llevan las manos a la boca, que no tocan nada, claro que sí, a las estatuas muertas con el pensamiento hecho piedra hay que ponerles la mascarilla también.
Veo genialidad porque la persona-periodista que sale en nuestra pantalla nos está mandando un mensaje y la estatua muerta está contestándolo, forzando y creando así una suerte de diálogo.
Porque el Poder lo que hace, lo que le gusta, son los monólogos y la estatua muerta lo que está haciendo es proponer una conversación o, dicho de otra manera, está mandando el mensaje del cuestionamiento de las incoherencias, está confrontando a través del arte, está performando la incoherencia, el sinsentido; está haciendo una acción crítica de la pro-puesta en escena dialéctica frente al miedo, a la amenaza, la enfermedad y el contagio. Frente al monólogo, una conversación tiene necesariamente fuerza política contestataria. Cuando llegue el siguiente confinamiento, además, la estatua muerta seguirá ahí, rebelde, impertérrita, inconfinable.
Casi siempre sabemos quién talló la piedra, casi nunca sabemos quién talla el pensamiento de piedra, monolítico y aparentemente sólido. No sabemos quién colocó las mascarillas, no son tiempos los que corren con esto de la represión para reclamar autorías.
Estatua de un señor que sostiene al Señor, Zamora y
Estatua Carmen Martín Gaite, Salamanca, agosto 2020.
Puesta en escena de mascarillas, artista anónimx.
(En la mascarilla se puede leer un mensaje de amor frente a la violencia: te debo un abrazo)
Puesta en escena de mascarillas, artista anónimx.
(En la mascarilla se puede leer un mensaje de amor frente a la violencia: te debo un abrazo)
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