
Lucía Barbudo
Feminismos desde la esquinas abre sus páginas con una cita brutal de @marijosecps1 : «¿De qué sistema patriarcal venían las pvtas antes de ejercer la prostitvción?»
Esta pregunta es pertinente porque desde el marco abolicionista es frecuente acusar a las Trabajadoras Sexuales (TS) de estar sosteniendo/perpetuando/alimentando el patriarcado, por eso cabe cuestionar: ¿y fuera del Trabajo Sexual no hay patriarcado?
Ay, amigas, el TRABAJO es la prostitución más antigua del mundo. No sé de qué mente brillante es esa frase, pero es jodidamente genial. También jodidamente honesta y certera. Bajo el capitalismo todo es chantaje, coacción, obligatoriedad y cero ganas de levantarse por las mañanas.
Ay, amigas, el TRABAJO es la prostitución más antigua del mundo. No sé de qué mente brillante es esa frase, pero es jodidamente genial. También jodidamente honesta y certera. Bajo el capitalismo todo es chantaje, coacción, obligatoriedad y cero ganas de levantarse por las mañanas.
En el libro se hace un recorrido sociopolítico e histórico para explicar el origen del llamado «feminismo» abolo (sí, amigas, entre comillas) y poder así entender qué sucedió (contexto yanki) para pasar de la libertad sexval que se vivió durante los años 60 al conservadurismo rancio de los años 80 bajo el mandato Reagan, que propició lo que se conoció como las 'sex wars', las 'guerras del sexo'.
Se podría decir que la principal escisión entre el movimiento abolicionista y el pro-derechos consiste en una visión distinta y opuesta de cómo se entiende la sexualidad de las mujeres (eje hetero) y su capacidad de agencia.
Entre las maldades/tergiversaciones/ manipulaciones del frente abolicionista encontramos la perversa equiparación que hacen entre Trabajo Sexual vs. Trata y su (mal)interpretación de lo que es la agencia, el consentimiento y la libertad. Las consecuencias que el pensamiento abolo tiene sobre TODAS nosotras, f0llemos cobrando o no, hunde sus raíces en lugares comunes que tienen que ver con la infantilización, la patologización, la alienación y la victimización, es decir, con el patriarcado puro y duro (o «feminismo» entrecomillado).
Las Ordenanzas Municipales beben directamente de lógicas franquistas pues ponen de manifiesto el carácter punitivista de otro marco de aproximación al trabajo sexual: el prohibicionismo. La criminalización tiene que ver con los dictados que la moral cristiana hace del espacio público y con cómo entendemos la articulación y convivencia de la peligrosidad y el delito, obviamente, desde un lugar sesgado por el clasismo, el racismo y el estigma que atraviesa al cuerpo-pvta.
Para entender el fondo racista del movimiento abolicionista (como buenas herederas blancoburguesas de las sufragistas) basta con ver que no dedican ningún esfuerzo político a abolir la Ley de Extranjería, ninguna conexión neuronal a analizar las políticas de fronteras.
Para entender la fuerte e histórica alianza de las disidencias sexo-genéricas con las TS basta con recordar que las dos grandes referentes de Stonewall, Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson eran trabajadoras sexvales, trans y racializadas.
Por eso los Orgullos Críticos son pro-derechos y por eso @orgullocritico.murcia propone esta lectura para su club





Recuerda que de tu propia ignorancia, amiga abolo, sólo tú eres responsable. Lee y escucha a las pvtas.
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