«Suelo ser crítica con un feminismo basado en los estilos de vida, porque temo que cualquier proceso de transformación feminista que intente cambiar la sociedad es fácil de cooptar si no está arraigado en el compromiso político con un movimiento de masas.
Hemos sido ya testigos de un tipo de mercantilización del pensamiento feminista dentro del Patriarcado capitalista y supremacista blanco (al igual que vivimos la mercantilización de la negritud), donde parece que podemos disfrutar de los «bueno» que generan estos movimientos sin ningún tipo de compromiso con la política y la práctica transformadoras.
En esta cultura capitalista, el feminismo y la teoría feminista se están convirtiendo rápidamente en una mercancía que solo pueden permitirse las personas privilegiadas.»
Esto escribía bell hooks* en 1994 en su ensayo «Enseñar a transgredir», donde reflexionaba sobre la práctica pedagógica y la necesidad de enseñar pensamiento crítico.
Me parece apropiado traerlo en este mes de merchandising del arco iris,
en este mes de instrumentalización de las luchas históricas transmaricasbibolleras,
en este mes de gaycapitalismo,
en este mes de pinkwashing,
en este mes donde algunas organizaciones abducidas y seducidas por los suelditos y las posicioncitas de minipoder llevan más purpurina que pancartas,
en este mes de sopa de siglas LGTBQ+ vacías de contenido político y llenas de mucho selfuck y mucho popper.
Me parece apropiado porque me resisto a que el mes junio me dé tanto asco como el 8meme,
o el chochomeme,
por la apestosa deriva de las vulvistas vestidas de morado,
las del Feminismo de la Entrepierna.
Hay algo perverso en eso de renunciar a
lo marginal,
lo disidente,
lo rebelde,
lo contestatario,
lo subversivo,
lo revolucionario
para obtener el éxito; éxito leído como un espacio hegemónico, bien céntrico, donde ya con todos los privilegios que querías puedes convertirte en parte del engranaje que mantiene engrasadas las estructuras de dominación y poder.
«Hace falta valor para abrazar una visión de integridad del ser que no refuerce la versión capitalista, que apunta a que siempre hay que renunciar a algo para conseguir otra cosa» escribía la profesora negra que conquistó el espacio blanco de autoridad y legítima producción de pensamiento que es la universidad pero estuvo siempre alerta de no olvidar quién era y cuál era el objetivo que perseguía.
«Integración», dicen algunes y baten palmas como cuando se asiste a un espectáculo de circo y gusta mucho el show.
«Desintegración», contestaba la ingeniosa Cristina Morales.
Pues eso. Ojo con la desintegración, que el capitalismo hace caja con ella y el/la/le que está en el centro del escenario puedes ser tú.
Lucía Barbudo
El enfoque de la escritura de hooks ha sido la interseccionalidad entre raza, clase y género y lo que ella describe como su capacidad para producir y perpetuar sistemas de opresión y dominación de clase. Ha publicado más de 40 libros y numerosos artículos académicos, ha aparecido en documentales y participado en conferencias públicas. Se ha ocupado de la raza, la clase y el género en la educación, el arte, la historia, la sexualidad, los medios de comunicación y el feminismo.
En 2014, fundó el Instituto bell hooks en Berea College, Kentucky.
bell hook |
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