Foto de portada del libro No nacemos macho |
Por Lucía Barbudo
NO NACEMOS MACHOS
Cinco ensayos sobre la deconstrucción de la masculinidad patriarcal para repensar y analizar qué pueden hacer LOS HOMBRES en su proceso hacia una convivencia estructuralmente no violenta y sistémicamente no privilegiada. La ideología de género (patriarcal, la de toda la vida) se ha usado para la naturalización y socialización de la masculinidad hegemónica, para hacer, como lúcidamente expresa Robert Kazandjian, el «equipaje de género» que transportamos. Me gusta especialmente cómo Kali Halloway explica las nefastas consecuencias de la construcción del hombre no sólo para nosotras, sino para ellos mismos: asesinatos, suicidios, muertes en guerras, salud mental, población penitenciaria, «comportamientos destructivos que abarcan desde lo socialmente permitido, como la adicción al trabajo, a lo punible, a las drogas o a la violencia».
De entre los cinco textos destaco, por alusiones, el de Cecilia Winterfox: «Las feministas no son responsables de educar a los hombres» porque a veces yo tampoco tengo el c0ñ0 pedagógico y responder con la serenidad buenista de profesora devenida azafata de congresos 24/7 a las agresiones no sólo no es posible, sino que es una pérdida de tiempo: «Los hombres no tienen el derecho de esperar que las feministas los eduquen. [... ] El feminismo amable no sólo no funciona, sino que es, realidad, contraproducente [... ], sirve para reforzar las estructuras de poder existentes y nos aleja de promulgar el cambio real». Un hombre que se revuelve molesto ante conversaciones que lo ponen contra las cuerdas y acaba usando el argumento de la Policía del Tono es una pérdida de oxígeno. No se puede accionar políticamente el cambio desde la condescendencia, y cada uno tiene la obligación ética de hacerse responsable de su ignorancia. Ahora con google, la wifi y los datos ilimitados no tenéis excusas, amigos.
Ahora bien, tampoco creo que se pueda ambicionar esa transformación profunda y global desde la exclusividad de espacios no-mixtos o desde nombrar a los hombres como 'aliados', como si fueran feministas de segunda.
Ojalá más hombres realmente enfadados y jodidos con y por el patriarcado. Con ellos sí estoy dispuesta a hablar y a escuchar. No de lo que tengo que hacer yo, sino ellos.
A menudo me genera cierta urticaria políticomental pensar en los hombres como 'víctimas' del patriarcado. Leí esos análisis en Mercedes Juliano y más recientemente en bell hooks y no termino de verlo. Esta mañana he entendido por qué. Como acertadamente señala Klaudio Duarte: «Si bien el patriarcado oprime a los hombres, conservamos intactos los privilegios que nos otorga. Mientras los varones no soltemos esos privilegios, esa idea de que somos víctimas del patriarcado no va a poder ser asumida por nosotros».
Después de ver, año tras año, campañas supuestamente feministas contra la violencia machista que van destinadas a mujeres, después de ver cómo las campañas de prevención de embarazos iban casi exclusivamente destinadas a nosotras,
POR FIN unos textos que reflexionan sobre las tareas pendientes de los tíos y su responsabilidad a la hora de organizar y participar de una transformación que nos libere a todes.
Termino citando a Klaudio Duarte otra vez para reflexionar sobre el binarismo de género: «Se puede ser hombre, colaborativo, solidario, tierno y no hay que desarrollar el lado femenino de la masculinidad, sino que hay que desarrollar ese aspecto de la masculinidad que ancestralmente parece que tuvimos los seres humanos y que por esta evolución del patriarcado se instaló como una negación para los varones».
La lluvia fresca de las teorías y existencias queer con su promesa y amenaza de destruir los géneros abre paso, tal y como yo lo veo, a una rambla en cuyo caudal embarrado y turbio se irán felizmente a la mierda todo el imaginario y los estereotipos de género asociados a la imbecilidad última que supone hablar de 'lo masculino' y 'lo femenino'. A quién hay que rezarle para que llegue el temido «borrado» de mujeres y, por supuesto, el de hombres.
Gracias Linda Pornsánchez, amiga y referenta, por el préstamo; tus libros y tus enseñanzas nunca decepcionan.
Me encanta cuando coincidimos en el feminismo que ya perdió la paciencia.
«No nacemos machos», ediciones La Social
(2017, Ciudad de México)
Puedes descargar el texto del libro |
Este artículo fue publicado en primer lugar en Kaosenlared.net : NO NACEMOS MACHOS
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