martes, 12 de noviembre de 2013

La represión, el verdadero lenguaje del poder

De José Pascual Rubio Cano.
Fuente: La Opinión de Murcia

Hace un año, concretamente el 14 de noviembre de 2012, tuvo lugar una huelga general y en nuestra Región se realizaron numerosos actos para rechazar las políticas que fomentan el paro, el recorte de nuestros derechos y la precariedad en todos los ámbitos de nuestra vida. Un sinfín de gentes reclamó un reparto justo de la riqueza.

La respuesta policial fue un ejercicio de represión en toda regla. Al terminar la manifestación por el centro de la ciudad, los antidisturbios fueron desplazando a un reducido grupo de personas desde la parte de la Avenida de la Libertad, próxima a la Plaza Fuensanta, hacia la calle Bando de la Huerta, una calle poco visible. Una vez allí sacaron sus porras y comenzaron a golpear como si les fuera la vida. Los gritos y las caras ensangrentadas de algunas personas eran el fiel reflejo de las palizas. Fue una carga premeditada.
No es un caso aislado.

El 23 de diciembre de 2010, con los primeros recortes autonómicos, se realiza una protesta frente a la Asamblea Regional, la Policía realiza diversas cargas, en una de ellas media docena de agentes se ceban con un manifestante.

El 15 de diciembre de 2011, la Policía, en un desahucio, desaloja de su vivienda por la fuerza a una familia nigeriana en Puente Tocinos. En la huelga general del 29 de marzo de 2012 se produjeron varias cargas policiales; como consecuencia, un compañero tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por rotura de cadera. El 15 de junio de 2012, coincidiendo con la asistencia del alcalde de Murcia a declarar como imputado en un caso de corrupción urbanística, un contingente policial disuelve a una docena de manifestantes situados en la acera mediante patadas y agarrones en el cuello, provocando temporalmente la asfixia a un compañero.

El 29 de septiembre de 2012, ya finalizada la manifestación, el Cuerpo Nacional de Policía realiza una carga motorizada por las calles de la ciudad y un chaval de 16 años es atropellado por una moto, le parten el tobillo, lo retienen y apalean en comisaría, manteniéndolo sin asistencia médica durante un largo período de tiempo. El joven tiene que ser operado y lleva cinco clavos en su pierna. La propia Policía lo denuncia por haber tirado a un agente de la moto; finalmente es absuelto. En el día del Bando de la Huerta de 2013, la Policía carga brutalmente contra vecinos de Santiago el Mayor cuando se concentraban en el paso a nivel para exigir su soterramiento; hay cinco detenidos, uno denuncia agresiones dentro del furgón policial, otra persona es desviada a un centro médico tras sufrir una angina de pecho causada por la agresión sufrida.
 
La existencia de listas negras es una realidad en nuestra Región. En mayo de 2012 cuatro personas fueron denunciadas, sin previa identificación policial por protestar contra la intervención de la empresa privada en la universidad pública, coincidiendo con la visita de Emilio Botín a la misma. Tras la manifestación antifascista celebrada el 12 de octubre de 2012, fueron denunciadas varias personas, muchas de ellas no se encontraban en dicha movilización; el fiscal ha solicitado la absolución para catorce personas.

«¡Cállate la boca, negro de mierda, gandul, tú qué vas a tener un restaurante!». Esta fue la respuesta de la Policía Nacional a un ciudadano senegalés cuando lo identificaron la noche del 26 de julio de 2013 al salir del restaurante donde trabajaba. Acusado de consumo y tenencia de drogas fue retenido en el calabozo, incomunicado, sin comida ni bebida durante 36 horas. Los análisis de sangre y orina reflejaron que no había restos de droga ni de alcohol. El parte médico refleja policontusiones en varias partes del cuerpo.

Las élites empresariales también reprimen. La vulneración del derecho a huelga es una práctica habitual. En estas fechas hay huelgas en el ferrocarril para evitar la privatización de este servicio público y en algunos departamentos los servicios mínimos alcanzan el 70%.

La represión se nos presenta de muchas formas, por ejemplo, mediante declaraciones de políticos
asociando activismo con violencia, con identificaciones injustificadas, impidiendo manifestaciones o con juicios de faltas. El resultado es una sobrecarga de multas y costes de juicios que asfixian los movimientos sociales. Como el caso del activista sancionado con 1.300 euros por su participación en una protesta en la consejería de Educación y en un escrache al exconsejero Sotoca.

Ante esta pérdida de derechos, las personas se organizan generando un tejido social solidario. Cuando ese tejido social además de demandar un reparto justo de la riqueza, exige un reparto real del poder, aparece la represión bajo sus infinitas caras. Represión que tiene como objetivo romper con las convicciones personales y resquebrajar el tejido social construido con los hilos de la solidaridad y el apoyo mutuo.
 
Jornadas antirrepresivas en el Moneo
 
Hace meses se constituyó la Coordinadora AntiRepresión de la Región de Murcia (ARM) con el propósito de visibilizar y denunciar todas las formas de represión que derivan del poder. Aprovechando el primer aniversario de la brutal carga policial, hemos organizado unas jornadas antirrepresivas con una mesa coloquio donde participarán, entre otras, Madres Contra la Represión, el miércoles 13 en el Moneo y una exposición fotográfica y audiovisual en la plaza Cardenal Belluga el jueves 14.

Nuestra misma existencia como personas vivas, imaginativas y creativas comporta la aplicación de medidas represivas por parte del poder, y como no estamos dispuestas a dejar de ser como somos, aprenderemos a resistir la represión a la vez que construimos espacios de contrapoder para destruirla.



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