miércoles, 21 de julio de 2021

¿HAN SIDO LAS PERSONAS MIGRANTES HOMENAJEADAS COMO VÍCTIMAS DEL COVID?



Hace un año (19.07.20) se convocaron concentraciones por todo el Estado expañol* para exigir la #regularizaciónYA de las personas migrantes, personas que nos recordaron a la población blanca confinada y aterrorizada que ellxs no habían dejado de trabajar a pesar de estar también aterrorizadxs por el virus y con más razones, pues las medidas sanitarias no habían llegado a los barracones de condiciones infrahumanas donde vivían. «Trabajar» es un verbo usado por la neolengua del Poder para evitar decir vivir explotadxs en un régimen de semiesclavitud que sacaría los colores de la vergüenza a cualquier país que se vanagloriara de tener un Estado de Derecho o una democracia avanzada.
Efectivamente, la policía (la de verdad, no mi vecino ilusionado durante la pandemia con su recientemente adquirida autoridá) se paseaba con sus coches y motos por las playas donde se bronceaba la blanquitud para comprobar que llevábamos las mascarillas puestas pero no fueron a apatrullar el campo de Cartagena ni los invernaderos de Almería a ver cómo vivían o trabajaban esas personas.
Estoy francamente hasta el coño de que constantemente se resignifiquen palabras como «responsabilidad» o «solidaridad» y que se las vacíe de su contenido político para llenarlas con manipulación baratera y sensiblera.
    
El otro día se televisó un evento esperpéntico que llevaba por título 'HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL COVID' donde se volvía a machacar con el lenguaje machobélico que las instituciones del Poder llevan usando como un mantra desde el principio: «ganar la batalla» al virus y «los héroes» de la pandemia son frases que ni en el imaginario colectivo (blanco, racista) ni en los altavoces mediáticos (blancos, racistas) se han referido ni por un segundo a las personas migrantes ni a la imprescindible labor que desempeñan en nuestras vidas y en nuestro bienestar.
    
El Estado expañol, que todavía hoy NO VACUNA a la población migrante sin papeles y que deja morir personas en el Mar Mediterráneo y que tiene vigente una Ley de Extranjería que es criminal y contraria a todo lo que tiene que ver con la solidaridad entre fronteras, es el que se erige como máximo altavoz para dar lecciones sobre solidaridad. ¿Te imaginas a todos los expañoles solidarios, a todos los expañoles indignados por la negativa a vacunarnos de algunxs de nosotrxs haciendo campañas desde sus redes sociales para que vacunen a la población sin papeles? ¿Te imaginas los comentarios de los murcianos solidarios, los murcianos pro-vacunas con los centros de salud y los hospitales públicos con las salas de espera llenas de migrantes esperando su dosis? Con la Región de Murcia a la cabeza de agresiones racistas, es fácil imaginar lo que un racista entiende por «solidaridad». Aún con una pandemia, aún con las desigualdades y la discriminación más patentes que nunca, todavía habría indignación y malestar y hasta protestas y más violencia si los «solidarios» se sintieran «invadidos» en sus centros de salud por «los otros». Son los neosolidarios los que manipulan el concepto de solidaridad para vomitarlo en sus redes sociales de la indignación desde parámetros racistas, xenófobos y clasistas. Porque la solidaridad y los héroes de la pandemia ya sabemos cómo se articulan en el imaginario colectivo y por si alguien no lo ha pensado sólo tiene que encender la tele y ver de quién se habla, a quién se nombra para que exista, hacia quiénes van las gracias y quiénes son merecedores de los aplausos.
    
Como colofón final, el teleñeco del rey tuvo también su participación en ese lavado de cara televisado a la sanidad pública para performar un discurso aparentemente sentío y de paso ir limpiando también poco a poco los robos de la corona. A ver si se nos olvida que se hereda el Reino pero no se heredan las deudas, hasta eso es privilegio de la monarquía; la impunidad es el verdadero sello de la Casa Real.
No hay manera de ver la televisión cinco minutos sin sentir verdadera vergüenza y asco por este país.
#1año #regularizaciónya #solidarios #provacunas

Lucía Barbudo

*Nota aclaratoria de Lucía Barbudo: frase-pensamiento de la lingüista Yásnara Elena Aguilar Gil: «lo lingüístico es político»."Escribo expaña en minúscula porque así me parece que son las patrias: minúsculas. Escribo expaña porque no le tengo respeto a este país de pasado y presente colono que sigue rindiendo homenaje al expolio y al genocidio. Escribo expaña porque me divorcio de aquí y de todos los expañolos. Escribo expaña como una manera de hacerme extranjera de todo lo que no me representa."
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domingo, 18 de julio de 2021

Intento que el capitalismo ocupe sólo contenido crítico y que la masculinidad hegemónica se entienda como lo que es: un acting performativo, un chiste.


El día de la mani del Orgullo Crítico en Murcia fui, como no podía ser de otra manera, con mi hijo de 12 años.

Digo «como no podía ser de otra manera» porque esa es la educación que le estoy dando, ese es el edificio que estamos construyendo y estas son las conversaciones que tenemos. No somos socixs del Real Murcia, ni seguimos la Eurocopa, ni vamos a misa los domingos, ni transitamos escolarmente por colegios privados ni concertados ni escuelas neolibres. Tampoco vamos al Corte Inglés ni a los centros comerciales a pasar nuestro tiempo libre. Intento que el capitalismo ocupe sólo contenido crítico y que la masculinidad hegemónica se entienda como lo que es: un acting performativo, un chiste.
Algunxs dicen «lavado de cabeza» sin ver lavado de cabeza en comprar un uniforme del Real Madrid o en ir a clase de religión o en comprar una muñeca y un carrito o en decir «campeón» o «machote» o «princesa». Algunxs dicen «ideología» con algunas cosas y no con otras.
Quien quiera ver ideología en una cosa y no la vea en la otra es une imbécil, así de claro, una persona a la que se le da mal pensar.
El caso es, decía, que fuimos a la mani del Orgullo Crítico y le escribí por wasap a la madre de su mejor amiga para ver si la dejaba acompañarnos. La respuesta (negativa) fue, literalmente, que «no estaba de acuerdo con esas ideas».
Debí contestarle que no eran ideas, que eran PERSONAS y que es imposible, desde un punto de vista estrictamente humanitario, no estar de acuerdo con que existan determinadas personas.
Debí hacer pedagogía,
debí insistir,
debí argumentar.
A veces es que tengo la certeza de que al otro lado hay una pared. Y no hay nada peor que saber que al otro lado hay una pared.
El año que viene mentiré, porque la cría quería venir y su madre no la dejó, no la escuchó. El año que viene mentiré porque ninguna hija se merece un padre ausente de la educación de su hija y una madre que sea una pared.
Me traigo las palabras de Kim Pérez para señalar que el esencialismo es basura de la peor y que han pasado ya más de 20 años y hay peña que todavía no lo entiende.
«El mismo nombre de trans significa una bandera que no debe ceder el movimiento feminista en su más profunda expresión. Porque somos personas que visiblemente hemos transitado de una condición aún peor, más opresora, la clandestinidad, hasta esta mucho más tranquila. Nos hemos liberado. Somos mujeres que hemos tenido que ser reconocidas o nacionalizadas.

Somos un paradigma de la condición humana que todos pueden ver. Personas en proceso, en transición. Personas trans. Y este derecho al cambio social liberador, al no esencialismo, es lo que reivindica el feminismo para todo ser humano.»
Kim Pérez «¿Mujeres o trans? La inserción de las transexuales en el movimiento feminista». Ponencia presentada en las Jornadas Feministas Estatales de Córdoba de 2000.
(Cita extraída de «Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos» compilado por Míriam Solá y Elena Urko)

Lucía Barbudo

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martes, 6 de julio de 2021

‘Boys don’t cry’: la violencia tránsfoba que no dejó a Teena Brandon ser Brandon Teena

 


El espejo es la primera prueba que hay que pasar cuando nos movemos en un sistema binario de género hombre/mujer. El espejo también son los ojos que tenemos enfrente, la mirada ajena en torno a la cual construimos sistemas sociales de pertenencia y validación. Esto lo sabe bien la veinteañera Teena Brandon (increíble la transmutación de Hilary Swank, que le procuró un Globo de Oro y un Óscar por su interpretación en esta película) que está intentando cambiar la mirada ajena para ser reconocido, legitimado y leído como Brandon Teena: en la oposición masculino/femenino, el binomio nombre/apellido también forma parte del juego del espejo donde el (des)orden sí afecta al producto. Como iniciado en el ritual de performar la masculinidad, Brandon Teena se corta el pelo, lleva un código de ropa masculino y adopta los movimientos y comportamientos asociados a la masculinidad hegemónica (cómo se sujeta un cigarro, cómo se bebe cerveza de la botella): cada gesto es un examen social, y esto incluye meterse en peleas para impresionar o defender a las chicas (son los noventa). La masculinidad, nota a pie de página, no sólo se performa desde los cuerpos con biopene ni desde los cuerpos trans FTM*, las biomujeres también podemos ser masculinas.

Resulta revelador observar cómo dialogan la homofobia y la transfobia cuando en la metamorfosis de Teena Brandon a Brandon Teena, su primo Lonny le dice: "Si fueras un tío de verdad, te follaría" y Brandon le responde: "Querrás decir que si tú fueras un tío de verdad, me follarías". Sencillamente sublime.

¿Qué es lo que hay que hacer si uno quiere empezar la andadura de un nuevo yo? Sin duda alguna cambiar de pueblo, y más si los pueblos son como nos lo muestra la directora y guionista lesbiana Kimberly Peirce en su ópera prima: circuitos cerrados donde las posibilidades de hacer prosperar los lazos sexo-afectivos se parecen bastante a cuando los perros corretean como en círculos tratando de morderse la cola. Son esos pueblos-jaula de los que todes les adolescentes sueñan con escapar. Los pueblos son normas y sistemas de pensamiento, son rutinas y costumbres que riman con herrumbre.

Mientras se desarrolla la película y avanza la historia vemos en qué consiste la comunidad/familia que conforman los personajes principales; ¿a qué grupúsculo socio-familiar ha ido a parar Brandon? Candace es madre soltera y performa la mística de la feminidad y la maternidad, John es la masculinidad que lidera, es el jefe, el macho alfa, es el portero que está en la puerta de la masculinidad pidiendo los carnés y vigilando la masculinidad ajena. Su papel es de padre/marido/hermano-mayor de Lana y con la madre de Lana, Juliet, mantiene una relación ambigua: cuando juega a ser el padre de Lana, se permite encuentros cargados de erotismo con la madre, mientras que cuando se piensa hermano mayor o novio puede operar como hijo adoptivo en la relación con la madre.

En el grupo va siempre Tom, no conocemos mucho de su historia pero sabemos que se autolesiona y es un personaje fundamental para reforzar y validar la masculinidad de John; Tom es el aplauso social que jalea todos los trucos y ocurrencias del circo de la masculinidad que John representa. Finalmente está Lana, una adolescente decadente y autodestructiva que odia su vida, tontea con el alcohol y las drogas y se mantiene precariamente trabajando en una fábrica de empaquetado de espinacas. Lana será la historia de amor romántico de Brandon, a través de ella nos llega la heterosexualidad de Brandon de manera inequívoca, alejándonos de una historia o drama bollero. Veintiún años antes de que se publicara la obra clásica sobre estudios queer de Judith/Jack Halberstam y diecisiete antes de que 'El manifiesto contrasexual' de Paul B. Preciado viera la luz, la frase "los verdaderos penes no son sino dildos", cobra sentido y consistencia en los encuentros sexuales de Brandon y Lana.

Brandon no es masculinidad macho-guionada y John es consciente de ello cuando le dice a Lana "¿Qué ves en él?" Entendemos que al macho le cueste ver qué hay de sexy en una masculinidad no-macha. Todavía hoy hay muchos intentando descifrar esas preguntas y todavía hoy la respuesta sigue siendo patologizar todo aquello que no se entiende. La transfobia tiene infinitas maneras de manifestarse a través de situaciones que se articulan como instituciones tanto sociales y culturales, como judiciales, policiales y médicas.

En el momento del film que desencadena el drama final suena de fondo Boys don’t cry de The Cure y pensamos que el amor todo lo puede y nuestro lado transfeminista quiere darle las gracias a Lana y besarle la frente por entenderlo todo tan rápido sin necesidad de haberse leído una línea, porque a veces ser un ser humano y respetar al otro no necesita de lecturas academicistas, pero en el entorno de Lana, por desgracia, las alarmas saltan de una manera mucho más trans-odiante y violenta: con la masculinidad de Brandon bajo sospecha, asistimos al juicio que se desarrolla entre el salón y el cuarto de baño de la casa de Juliet y su hija Lana. Como conclusión del mismo, las masculinidades de Tom y John se ven traicionadas y humilladas: una vez roto el pacto patriarcal entre hombres, la misoginia, la homofobia y la transfobia salen a borbotones en una escena de alta violencia donde la directora no nos quiere ahorrar nada como espectadorxs. En los códigos de honor entre machos, se lucha y se compite entre iguales, pero, ¿qué competición es esa contra un dildo de plástico que para colmo siempre está duro y erecto? Sucede así que las lógicas TERF confluyen con las lógicas machopatriarcales: el pene de verdad es el macho de verdad y lo demás son sucedáneos. "Todo esto es culpa mía" dice el labio roto de Brandon y podríamos decirle, colectivamente, como cantaron Las Tesis, que la culpa no era tuya, Brandon, ni de dónde estabas ni de cómo vestías. "Tengo una crisis de identidad sexual" es otra manera de decir: este pueblo y estas personas no están preparadas para asimilar mi libertad sexual ni corporal.

La película tiene algo de road trip y de Bildungsroman y nos muestra lo complejo que es buscar nuestro camino en la época convulsa de la post-adolescencia, máxime si eres un joven trans de apenas 21 años en el marco de una Norteamérica rural retrógrada, ignorante y cateta. Una película dura sobre todo porque no es una película, es una historia real**. Han pasado casi treinta años desde la violencia contra Brandon Teena y los discursos de odio contra las personas trans siguen intactos.

Por Carla Boyera

*FTM: female to male (de chica a chico por sus siglas en inglés)

** Para escuchar los testimonios reales de las personas que inspiraron los personajes en la película podéis verlo aquí (está en inglés y sin subtitular)