Ante el nuevo episodio de anoxia (falta de oxígeno) en la laguna del Mar Menor con la aparición de miles de peces muertos volvemos a asistir perplejos e indignados ante el ruido y confusión originados por la intoxicación mediática respecto a las posibles causas y el enfrentamiento político entre los diferentes grupos de la partitocracia que desde las diferentes administraciones pretenden responsabilizar hipócritamente al adversario político mientras su gestión política demuestra reiteradamente que son cómplices por acción u omisión, corrupción incluida, del ecocidio perpetrado en el complejo y frágil ecosistema marmenorense.
Como títeres al servicio de los poderes fácticos, los oligarcas, la agroindustria y las multinacionales, continúan mareando la perdiz con vacíos y falaces argumentarios políticos mientras unos pocos se lucran destruyendo el patrimonio natural de la Región de Murcia.
Unas pocas empresas en el campo de Cartagena explotan intensiva y, muchas veces, ilegalmente, los recursos naturales produciendo frutas y verduras a gran escala mediante fertilizantes y plaguicidas. Esta es la principal razón de que el acuífero y la laguna reciban cantidades ingentes de nitratos y otros productos sintéticos, tóxicos y cancerígenos que ponen a la laguna al borde de su virtual destrucción infligiendo daños probablemente ya irreversibles.
Por otro lado, nos enteramos de que el probable cacique mayor de la Región de Murcia, la intocable familia-saga de los Fuertes con su buque insignia El Pozo Alimentación radicado en Alhama, ha adquirido la isla Perdiguera, en pleno centro del Mar Menor. No nos parece descabellado que prevea que cuando la laguna haya colapsado totalmente tal y como está, se proyecte sobre su área-entorno un megapelotazo urbanístico con la expansión insostenible y antisocial del modelo de negocio de los infames y absurdos campos de golf, esos mismos que en una tierra con grandes limitaciones hídricas crecieron como setas de forma irracional y antieconómica y que ahora muchos de ellos quedaron fallidos.
Estos negocios con la complicidad de la mafia política y bancaria coadyuvaron en el colapso de entidades bancarias como Caja Murcia, rescatada posteriormente como Banco Mare Nostrum, absorbida por Bankia que, a su vez, fue rescatada por el Estado con la consiguiente pérdida estimada de unos 22.426 millones de euros solo para reflotar esta última, y la CAM, Caja de Ahorros del Mediterráneo, también malvendida y absorbida por el Banco Sabadell por un precio simbólico de 1 euro después de haber sido saneada y rescatada a través del Fondo de Garantía de Depósitos y del Frob con unos 26.302 millones de euros.
También, esta familia-saga pretende ampliar su negocio con la implantación de una nueva macrogranja en los aledaños de Yecla. Ante la movilización social del pueblo, los permisos para la instalación de este modelo de negocio depredador y sumamente contaminante están a punto de concederse en territorio de la provincia limítrofe. El mercado chino demanda cerdo en grandes cantidades y los Fuertes amplían su producción para satisfacer dichas necesidades. Mientras, los Fuertes se enriquecen, contaminan por encima de nuestras posibilidades, maltratan animales y esclavizan a sus trabajadores en su megafábrica de Alhama de Murcia.
Volviendo al campo de Cartagena -sabiendo algunas de las interrelaciones de negocio en la Región de Murcia- podemos pensar que cuando toda esta zona quede improductiva por la erosión, contaminación y degradación medioambiental, estas multinacionales trasladarán sus explotaciones a otras latitudes habiendo arrasado el territorio y la costa con sus obsoletas prácticas agrícolas. No les importa. Entonces, ya vendrán otras iniciativas quizá de los campos de golf que apuntábamos, para seguir la explotación insostenible y degradante de la zona.
Mientras perpetran estos crímenes ecológicos con la aquiescencia de los diferentes poderes políticos, administraciones, entes e instituciones, incluida parte de la comunidad científica, fondos de inversión están ya invirtiendo e implantándose por todo el Noroeste para despojar a los pueblos de la comarca y sus pobladores de sus codiciados recursos naturales y fertilidad. Una vez amortizado y abandonado el campo de Cartagena, el turno siguiente le toca al norte de la Región para continuar depredando y monetizando el patrimonio común.
Ante este estado actual de las cosas, solo nos dejan una alternativa: pasar a la acción, señalar al Grupo Fuertes y las multinacionales de la agroindustria como los culpables de los mencionados crímenes con el colofón del ecocidio del Mar Menor. Estos caciques deberían confesar ante la opinión pública sus perversas intenciones de enladrillar y “engolfar” la contaminada laguna y renunciar a su depredación económica, cambiar de rumbo, aplicar el conocimiento científico acumulado e implantar un modelo de desarrollo agroecológico sostenible medioambiental y socialmente. No pensamos que vayan a hacerlo, por tanto la sociedad civil tendremos que someterlos como consumidores a un boicot permanente de sus productos, una persecución implacable en los tribunales y una respuesta social contundente confrontando a los verdugos que por su avaricia sin límites pretenden destruir toda la Región de Murcia con la inestimable colaboración del poder político, mediático, policial y judicial de esta actual corrupta democracia.
Finalmente, desde la sociedad civil autoorganizada al margen de siglas políticas mafiosas afirmamos que los únicos cerdos que merecen terminar en el matadero son los culpables arriba mencionados: empresaurios, banqueros y politicuchos a su servicio. Y advertimos que sin justicia ecosocial no habrá paz.
Colectivo de Liberación Agroecológica de la Región de Murcia
Isla Perdiguera |
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¡ Vuelve, Robespierre, vuelve ! Se te echa tanto de menos...
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