domingo, 18 de julio de 2021

Intento que el capitalismo ocupe sólo contenido crítico y que la masculinidad hegemónica se entienda como lo que es: un acting performativo, un chiste.


El día de la mani del Orgullo Crítico en Murcia fui, como no podía ser de otra manera, con mi hijo de 12 años.

Digo «como no podía ser de otra manera» porque esa es la educación que le estoy dando, ese es el edificio que estamos construyendo y estas son las conversaciones que tenemos. No somos socixs del Real Murcia, ni seguimos la Eurocopa, ni vamos a misa los domingos, ni transitamos escolarmente por colegios privados ni concertados ni escuelas neolibres. Tampoco vamos al Corte Inglés ni a los centros comerciales a pasar nuestro tiempo libre. Intento que el capitalismo ocupe sólo contenido crítico y que la masculinidad hegemónica se entienda como lo que es: un acting performativo, un chiste.
Algunxs dicen «lavado de cabeza» sin ver lavado de cabeza en comprar un uniforme del Real Madrid o en ir a clase de religión o en comprar una muñeca y un carrito o en decir «campeón» o «machote» o «princesa». Algunxs dicen «ideología» con algunas cosas y no con otras.
Quien quiera ver ideología en una cosa y no la vea en la otra es une imbécil, así de claro, una persona a la que se le da mal pensar.
El caso es, decía, que fuimos a la mani del Orgullo Crítico y le escribí por wasap a la madre de su mejor amiga para ver si la dejaba acompañarnos. La respuesta (negativa) fue, literalmente, que «no estaba de acuerdo con esas ideas».
Debí contestarle que no eran ideas, que eran PERSONAS y que es imposible, desde un punto de vista estrictamente humanitario, no estar de acuerdo con que existan determinadas personas.
Debí hacer pedagogía,
debí insistir,
debí argumentar.
A veces es que tengo la certeza de que al otro lado hay una pared. Y no hay nada peor que saber que al otro lado hay una pared.
El año que viene mentiré, porque la cría quería venir y su madre no la dejó, no la escuchó. El año que viene mentiré porque ninguna hija se merece un padre ausente de la educación de su hija y una madre que sea una pared.
Me traigo las palabras de Kim Pérez para señalar que el esencialismo es basura de la peor y que han pasado ya más de 20 años y hay peña que todavía no lo entiende.
«El mismo nombre de trans significa una bandera que no debe ceder el movimiento feminista en su más profunda expresión. Porque somos personas que visiblemente hemos transitado de una condición aún peor, más opresora, la clandestinidad, hasta esta mucho más tranquila. Nos hemos liberado. Somos mujeres que hemos tenido que ser reconocidas o nacionalizadas.

Somos un paradigma de la condición humana que todos pueden ver. Personas en proceso, en transición. Personas trans. Y este derecho al cambio social liberador, al no esencialismo, es lo que reivindica el feminismo para todo ser humano.»
Kim Pérez «¿Mujeres o trans? La inserción de las transexuales en el movimiento feminista». Ponencia presentada en las Jornadas Feministas Estatales de Córdoba de 2000.
(Cita extraída de «Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos» compilado por Míriam Solá y Elena Urko)

Lucía Barbudo

_____________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario