miércoles, 14 de abril de 2021

La religión de los cuidados con sede exclusiva en la familia ningunea y margina otros afectos



Por Lucía Barbudo
Coordinadora Anti Represión Región de Murcia

Que una persona ingresada sólo pueda recibir visitas de la familia refuerza la creencia de que ésta, como célula base del sistema patriarcal, es la única legitimada como estructura de red de cuidados.
   
Además, por supuesto, la inmensa tarea de los cuidados recae mayoritariamente sobre los cuerpos femeninos, por lo que el mensaje patriarcal llega por partida doble a nuestras sociedades patrilineales donde las mujeres ocupan puestos de subordinación y tienen bien aprendida la lección del sacrificio.
     
Aborrezco esta doctrina que defiende que la familia es la única capaz de cuidar. La religión de los cuidados con sede exclusiva en la familia ningunea y margina otros afectos, vínculos, sistemas relacionales, maneras de quererse y apoyarse más allá de las fronteras del libro de familia.
    
Poder visitar a alguien en un hospital no debería ser nunca un privilegio condicionado por la sangre o por un DNI. Tener el tiempo, los recursos y las energías para hacerlo es la suerte de quien puede ir; recibir a las personas que se ocupan y preocupan por ti, el regalo que debería poder recibir la persona hospitalizada sin mediación, supervisión y beneplácito de toda una burocracia ignorante y ajena completamente a cómo las personas cuidamos a las personas.
    
Cuidar no es patrimonio exclusivo de la familia.
    
No caerá el patriarcado hasta que no caiga la familia y con ella todos estos marcos de pensamiento tan conservadores, machistotradicionales, esclavos y excluyentes.
    
Que caiga el patriarcado, colectivicemos los cuidados.


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